viernes, 17 de febrero de 2012

Corrupción en los partidos políticos



Antes de hablar sobre la entrevista a los politólogos del PLD y PRD respectivamente, daré una pequeña aclaración sobre lo que es la corrupción es en un sentido clásico del pensamiento político, la corrupción era el abuso autoritario del poder, hasta llegar incluso a su ejercicio tiránico. Tal concepción se expresa en la tan citada frase de Lord Acton según la cual el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. En la actualidad tal sentido sigue, como se verá, estando confusamente presente en el discurso político aunque predomina como referente uno de los tipos de abuso del poder, aquel que consiste en el enriquecimiento ilegítimo de los políticos o, en general, de las autoridades (corrupción personal) o el favorecimiento ilegítimo a las causas u organizaciones a las que están integrados aunque no se beneficien personalmente (corrupción oficial), gracias a los cargos que desempeñan o sus conexiones con quienes los tienen. Están en juego, así, conceptos de manejo deshonesto de recursos públicos o recursos en torno a una gestión pública; deshonesto en particular en un sentido individual, porque generalmente el público es escéptico de que los manejos calificados de corruptos no conduzcan en algunos casos a una apropiación indebida de esos recursos1; en torno a una gestión pública quiere decir que abarca conductas no sólo de funcionarios públicos sino también aquellas dirigidas hacia actividades del estado. Este punto de vista, exigiría descartar del concepto la corrupción que se desenvuelve sólo en el ámbito de empresas o actores privados en general, sin embargo el uso común del término corrupción suele confundir ambos niveles. La relación entre corrupción y política es mucho más profunda de lo que quisiéramos y los políticos estarían dispuestos a admitir. En primer lugar, no hay que perder de vista que la corrupción no sólo es una acción más o menos consagrada como delictiva sino también un importante medio de influencia política con manifiestas ventajas respecto de la pura persuasión, por un lado, y la coerción, por el otro. 

En el fondo, los actores políticos sobre todo en los casos de corrupción oficial y no personal casi nunca están dispuestos a renunciar completamente a esta forma de influencia. Si esto rige para la política interna es de figurarse con cuanta mayor razón se aplica al ámbito internacional y a situaciones en las cuales no son simples operaciones comerciales las que están en juego sino también luchas de poder, donde cada estado, en el mundo de la competitividad y el globalismo, tiende a identificar su interés con el de sus empresas, máxime si se trata de negociaciones sobre armamentos y otros ramos similares donde entran en juego enormes sumas de dinero. Por consiguiente, una sana cautela metodológica nos obliga a tomar las debidas precauciones para movernos en medio de una atmósfera que contiene densos elementos tanto de cinismo como de hipocresía y a valorar en su justa dimensión decisiones que, frecuentemente, son arrancadas a sus autores por la fuerza de los acontecimientos, a pesar de que a menudo se trata más de acciones para la galería que para el círculo reducido de quienes se supone tienen la principal responsabilidad de aplicarlas, pero ¿qué dirigente político se arriesga a que se repute que está en contra de acuerdos y políticas anti-corrupción?

Pese a ello es imposible desconocer la dimensión ética del asunto porque en la política también operan argumentaciones y se emprenden acciones que no pueden ser comprendidas si no se tienen en cuenta valores que los actores postulan como absolutos e incondicionados por contraposición a argumentaciones y actuaciones fundamentadas en filosofías puramente utilitarias. Por lo tanto, pese a toda la dificultad que para regular la corrupción deriva de su conexión con la política, se trata también de un asunto donde tiene mucha fuerza y hasta predomina la posición de que debe ser perseguida y reprimida independientemente de los costos que ello acarree. Este predominio comporta que el cinismo político tiene que replegarse vergonzosamente y no esgrimir sus argumentaciones o tropezar con mayor resistencia que en otras épocas, lo que ha dado pie para hablar de que los escándalos no revelan una crisis moral sino más bien la elevación de los patrones de moralidad ,pero no significa que en contra de la corrupción no se alegue que es dañina ya sea para el comercio internacional o para el desarrollo de los países, pero estos argumentos sólo refuerzan un rechazo que les da mayor vigor del que tendrían por sí solos.

La entrevista al coordinador del área de teatro de la alianza cultura, Radhames Polanco, que apoya la candidatura del Dr. Danilo Medina candidato al PLD, cuando se le pregunto sobre ¿qué opinión tiene sobre la corrupción en los partidos políticos?, este nos dice que  opina que la corrupción en la política estropea, daña y corroe todo lo que es política en sí.
¿Cómo perjudica la corrupción a la política? Él dice que la corrupción perjudica a la política, porque esta impide que los propósitos sociales de beneficiar a todos por igual. Nos dice que la corrupción lo afecta directamente  como ciudadano, porque afecta su preparación, en sus ideales como a cualquier individuo del pueblo.

Por otro lado Roberto Ibarra Ruiz, cuando se le pregunto qué opinaba sobre la corrupción ¿ su respuesta fue la siguiente: a corrupción en la política hace que la gente común tenga una percepción equivocada de la misma y en lo que son y en lo que ellos trabajan ya que hace que se les vea como personas corruptas y esto hace que pierdan credibilidad en todo lo que ellos quieran expresa de esa manera que se pueda perder la confianza en el político que las personas no tengan ningún tipo de respecto por él y como consecuencia de esto las personas faltan a las votaciones, no creen en los políticos y ni creen en mentiras ya que el político entra y se etiqueta en esos tipos de cosas y por eso la corrupción es totalmente perjudicial y contradictoria  a cualquier aspecto que se quiera implementar en la política por lo tanto el político tiene que ser bastante astuto y tiene que ser una persona bastante clara, efectiva, una persona consciente de que ellos no son así y demostrarles a las persona que los políticos tienen credibilidad y se demuestre con hechos ya que los hechos hablaran por si, más que las palabras.

Opina que la corrupción en la política hace que los ciudadanos, tengan una imagen errada, de lo que son y de lo ellos trabajan., Los políticos pierden credibilidad y respeto, la corrupción es dañina y contraria a cualquier aspecto que se quiera aplicar en la política.
La política se ve desprestigiada, porque los ciudadanos ven que los políticos tienen un blindaje legal, y la política se ve desprestigiada por no tener base, ni forma.
Ibarra continua diciendo que la corrupción lo perjudica como politólogo, ya que afecta, ya que lo afecta en los análisis de política que él llega a generar, dice que la política que se está ejecutando actualmente es sucia y corrupta, y hay que hacer que las personas tomen conciencia de la corrupción que invade nuestro país ya que afecta la estabilidad del país, la económica y la sociedad.







Yanil Gonzalez Gonzalez
2010-0217



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