A la hora de abordar un tema tan actual, pero que a la vez no conoce épocas. Un tema tan profundo, y que de igual modo resulta tan corriente. Y un tema que aparentemente es tan colectivo, pero que a la vez viene siendo tan personal. Es importante que establezcamos en primera instancia una diferencia clara entre lo que es el Estado y lo que es el Gobierno. Por ello, a raíz de nuestra consulta a libros de texto, internet y una que otras entrevistas, nos hemos tomado el atrevimiento de definirlos del siguiente modo:
-El Estado es la composición de todos los estamentos organizativos de una nación. Aquellas instituciones que la componen.
-El Gobierno por su parte, es aquel que se encuentra sustentado por aquellos que están envueltos en el aparato administrativo. Es decir, las autoridades que administran, trazando las políticas del país.
La principal diferencia entre ambos radica en que el Estado actúa con una larga permanencia. Y el Gobierno por el contrario, tan solo tiene una vigencia extendida de 4 años (conforme al actual ordenamiento constitucional dominicano).
Entonces luego de haber dicho esto, surgió entre nosotras, las administradoras de este blog, una interesantísima inquietud: ¿Existe en nuestro país un verdadero Estado? ¿O simplemente meros gobiernos que no persiguen objetivos comunes? O que tal vez sí, pero que no coinciden con los fines que perseguimos nosotros los electores o ciudadanos.
En la República Dominicana existe una oleada enorme de demagogia política. El poder está en la clase más pudiente, y de ahí no sale. Los Gobiernos realmente no representan los intereses del pueblo, representan más bien sus propios intereses. Es verdad que no se puede erradicar la pobreza por completo en el mundo, pero realmente no es justo que siempre estemos posicionados en el mismo lugar y que la historia de malos gobiernos se repita mandato tras mandato.
Para continuar con el tema, y no entrar en partidos políticos, especificaciones o difamaciones si se quiere. Consideramos prudente precisar también cuál al parecer es el sistema político que impera en nuestro país, y nos planteamos el siguiente argumento:
En el caso dominicano, podemos ver que los sectores que históricamente han dirigido la vida nacional ¨participativa¨, lo han logrado a través de una cultura autoritaria. Un autoritarismo que se ha convertido en una práctica que permea tanto nuestras acciones individuales como colectivas.
La larga y todavía actual historia de los caudillos políticos, el autoritarismo en la familia, la escuela y demás instituciones sociales ha ido creando una conducta que dificulta la participación democrática en los asuntos sociales y privados, provocando debilidades en la construcción de una identidad colectiva.
No podemos continuar sin definir qué es un sistema político, muchos tenemos una noción por la praxis diaria, mas para seguir con este escrito es importante dejar claro qué es en realidad. Un sistema político, según las extensas definiciones que existen de ello, es el conjunto que resulta de la relación de elementos o unidades tales como las leyes, instituciones, aparatos, estructuras, etc., que por la manera de combinarse, como por su contenido, dan lugar a un orden socio-político determinado.
Podríamos definir los partidos políticos como una asociación de individuos con ideales comunes que persiguen alcanzar la estructura del poder. Por cuanto para amparar esta definición que nos dio justamente un político, también nos resulta oportuno extraer algunas ideas en base al mismo concepto según las entrevistas aquí expuestas, y es que los partidos políticos si tienen un fin.
Tienen el objetivo de formar líderes y formular las doctrinas e ideologías que nos identifican, siempre que estas sean para el beneficio de la nación. Pero en lo que la mayoría no coincidió, es en que existan tantos partidos políticos, ya que esto viene siendo una señal de la fuerte inconformidad hacia la forma de gobernar de los partidos mayoritarios que se tiene. O también una causa de que haya tantos partidos, podría ser el hecho de que estos busquen otros tipos de beneficios, dígase económicos.
En ese mismo orden, al pensar en sistemas de gobierno los definimos como las distintas formas de gobierno o de gobernar por la estructura de poder que existen. Como por ejemplo, las monarquías, aristocracias y democracias. Las tiranías, oligarquías y demagogias. Los totalitarios, autoritarios y democráticos. Y por último, pero no menos importantes, los democráticos y dictatoriales.
-En un sistema democrático, el mandato corresponde a la mayoría, existen elecciones libres, periódicas y competitivas, el poder de los lideres se encuentra limitado (bien sea por una constitución escrita o por la costumbre), la oposición se expresa en los medios de comunicación sin restricciones (no hay censura alguna, ni los medios se encuentran intervenidos), y finalmente se respeta el derecho de la minorías.
-Por su parte, una dictadura funciona a la inversa. El mandato respecta a unos pocos, no existe la libre elección, no hay límites constitucionales en el ejercicio del poder, no se permite oposición y los medios masivos de comunicación permanecen controlados, y obviamente se consideran enemigos a quienes se oponen al grupo en el poder. Y en consecuencia, habiendo dicho todo esto, se nos hace evidente que no todos los aspectos de la libre democracia se cumplen en nuestro país aunque otros sí, por eso hemos concluido en que vivimos en una semi-democracia.
O como otros dijeron en nuestras entrevistas, el gobierno de la República Dominicana se lleva a cabo en un marco de una democracia REPRESENTATIVA (aparente), mediante la cual el Presidente de la República Dominicana es a la vez Jefe de Estado y jefe de gobierno, y
de un sistema multipartidista. El poder ejecutivo es ejercido por el gobierno.
Así mismo, en respuesta a la interrogante que planteamos de que si el cambio en la nación empieza por los ciudadanos o por los gobernantes, pensamos que el cambio comienza por los ciudadanos. Ya que nosotros somos los futuros gobernantes y es nuestro deber cambiar la forma de pensar de las personas.
Es realmente lastimosa la forma de pensar de muchos jóvenes. Quienes dicen que le gustaría llegar al poder o a un cargo público para conseguir dinero y hacerse ricos, nuestro deber como generación emergente es la de concientizar a esas personas que están erradas para así lograr un cambio en la forma de hacer política.
No es sorpresa para nadie, que en estos últimos días todo lo que se respira en República Dominicana es política, esto se debe a la sencilla razón de que estamos a ley de dos meses y cinco días para llevar a cabo la elección del próximo presidente de nuestra República, cuyo objetivo debería ser conseguir el poder político para de esa forma dirigir los destinos del país.
Pero la realidad es otra, alrededor del 90% de los que hacen vida política en nuestro país, no lo están realizando por patriotismo, por crear las verdaderas condiciones en sentido general. Sino con el propósito de tratar d ayudarse a ellos mismos y a sus familiares (nepotismo), pero no a la inmensa mayoría de la sociedad.
Casi todo el que se mueve aunque haga vida política, en una organización de sus pensamientos y acciones está orientado a beneficiar solo sus condiciones personales. Un vivo ejemplo de eso es la gran cantidad de partidos políticos pequeños existentes en la sociedad dominicana. Con el solo objetivo de negociar, porque esto es un negocio. ¡Sí que lo es!
Aliarse a un partido mayoritario para aportarle el apoyo que le falta a través de los votos de sus seguidores, para que luego si ganen se vean en el compromiso de dotarlos de varias secretarias, privilegios y facilidades que ofrecen las direcciones de esos ministerios. O sea, un: ¨Te apoye, ganaste, y ahora dame lo que me corresponde¨, no se puede nombrar de otro modo que no sea NEGOCIO.
Por ello, necesitamos urgentemente un cambio en nuestro país. Ya que el presidente es elegido para administrar el país, no para venderlo. Ni tampoco para hacer lo que quiera con él, como si este fuera su propiedad por completo. Y la verdad es que de nada nos sirve cantar a los cuatro vientos que somos un país democrático, cuando en realidad nuestra participación equivale a cero.
En fin, nuestra cruda verdad es que aquí existen unos pocos partidos principales que a lo largo de nuestra historia se han encargado de transformar el país en un juego de fútbol con mallas. En esta analogía, las mallas representan a los partidos, la pelota al poder, y el campo al pueblo.
Y es por todo esto y más, que animamos a la nueva generación a participar, a involucrarse en lo que está pasando en nuestro país, a educarse. Porque somos los únicos responsables de decidir el futuro que queremos para nosotros mismos. De nuestra actitud dependen muchas cosas, nuestra postura es capaz de poner muchas cosas en juego, aunque sintamos que somos invisibles. Eso es lo que nos quieren hacer creer, para que nos resistamos al cambio.
Pero no seamos tontos, la crítica de la democracia viene de lejos, y continuara madurando si no ponemos de nuestra parte. A honestidad, no estamos en calidad de criticar si no hacemos nada, si no sabemos de nada. Si no somos más que un eco de lo que escuchamos al resto de los ignorantes pronunciar. Es obvio que muchos jóvenes ni siquiera tienen idea de la diferencia que existe entre un Estado y una nación, y así quieren exigir derechos. Y tampoco pueden hacerlo bien, a la altura, si ni siquiera saben bien que es lo que les corresponde.
Girar, actuar diferente a lo que estas acostumbrado. Son los necios quienes permanecen haciendo lo mismo aun no les dé resultado. Dejemos la necedad, merecemos algo mucho mejor que esto.
1- Winnys Soto; 2010-0288
2- Vanessa Troncoso; 2010-1087
3- Yanil González; 2010-0217
4- Nicole Sanz; 2010-1170
5- Joysi Melenciano; 2010-1423
6- Vielka Roa; 2010-0397
7- Andreina Grullón; 2010-0199
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